8 de Abril 2020
Los pacientes bajo observación en el centro de aislamiento que se habilitó en el Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas «Vladimir Ilich Lenin», de La Habana, se quejan del maltrato que reciben por parte del personal sanitario y del desgaste psicológico que significa el aislamiento en ese lugar.
Los problemas no son solo logísticos sino también humanos, comentaron bajo la condición de anonimatovarias personas que se encuentran en la Lenin.
Una de ellas dijo que tras llevar siete días durmiendo con la misma sábana le reclamó al personal de enfermería, y luego de insistir varias veces logró que le dieran una limpia.
Otros se quejan de la demora para cambiar los nasobucos de tela, que según las indicaciones deben ser renovados al menos cada dos horas. Sin embargo pueden llevar el mismo durante todo un día sin que pase nada. Una joven dijo que la primera vez que se los entregaron “olían a costurero”, es decir que salieron directamente de los talleres de confección para los centros de aislamiento sin ser lavados y desinfectados.
Un joven, que se encuentra allí desde hace una semana, comentó que si hay recursos, pero que hay que estar detrás de la enfermera para que los entregue. Al respecto dijo que cada turno lo conforman tres sanitarias que atienden dos bloques con cerca de 200 personas. No dan abasto, comentó.
Los pacientes aislados también cuestionan la calidad humana del personal sanitario. Muchas veces hay que insistirles para que nos tomen la presión o hagan cualquier otra cosa.
“Nosotros ahora mismo somos la peste”, dice preocupada una señora que siente que la enfermedad los excluye socialmente y que muchos en el exterior los miran con recelo por temor a ser transmisores de la enfermedad.
Siento que me voy a morir aquí, dice, mientras confiesa que al llegar a la Lenin pensó que recibiría una atención médica de calidad, pero eso no es lo que sucede.
Yo no quiero un hotel, contó un joven. Dijo que una enfermera lo criticó cuando reclamó mejores condiciones en el lugar donde duermen, comen y viven. Hay que tragar buches de sangre para no cometer una locura, dice.
El sentir general de los pacientes que contactamos es que el personal sanitario encargado se molesta por todo lo que ellos, como pacientes, pueden reclamar, que no se concentran, no se planifican y al final todo el trabajo sale mal. La única manera de ver resueltas sus demandas es a través de gritos, porque si no, no te traen nada, aseguran.
